“La brutalidad de la intensidad” esta es
la primera idea que apunté en la conferencia de Fermín Cabal, y esta eclipsa al
resto, las hace pequeñas y absurdas. Y como tal, debo darle la importancia que
(en mi humilde y normalmente equivocada opinión) merece. Y es que, la
intensidad es aquello que lo mueve todo, y en sus más potentes efectos es
brutal. Mi vida (también las vuestras) es movida por la intensidad, la
intensidad del no, del sí, del amor, del cariño, de la frustración, y todo esto
seguido de un etcétera eterno. Pero debo destacar un aspecto puntual de la
intensidad: la intensidad empática.
La intensidad que nos permite vivir en los otros, nos permite comprender a los
demás, y que, por supuesto, nos permite escribir y leer. Sin la intensidad
empática no leeríamos, no escribiríamos, moriríamos. ¿Y qué sería de un mundo
sin literatura? ¿Podemos siquiera llamarlo mundo? Y esto mismo es lo que hace
que una historia funcione, es así gracias a la intensidad empática de los
lectores y de la obra en sí, podrán vivirla y sentirla como suya.
Destacaba Fermín la fuerza del no. Es curioso ver al público identificarse con un protagonista que sufre, y que ellos sufran también, pero que a su vez esta identificación les cause cierto placer (si no es así, ¿por qué todos los dramones cuentan con tanto público?) Es así por la intensidad empática que produce este tipo de obras, son potentes e introducen al lector (o al espectador) de forma casi violenta en la historia. La fuerza del no atrae al lector, la intensidad empática lo emerge en la obra y la brutalidad de la intensidad lo hace ser, permite que todo este proceso pueda llevarse a cabo.
Destacaba Fermín la fuerza del no. Es curioso ver al público identificarse con un protagonista que sufre, y que ellos sufran también, pero que a su vez esta identificación les cause cierto placer (si no es así, ¿por qué todos los dramones cuentan con tanto público?) Es así por la intensidad empática que produce este tipo de obras, son potentes e introducen al lector (o al espectador) de forma casi violenta en la historia. La fuerza del no atrae al lector, la intensidad empática lo emerge en la obra y la brutalidad de la intensidad lo hace ser, permite que todo este proceso pueda llevarse a cabo.