lunes, 14 de mayo de 2012

Las capacidades profundas.

NOTA ANTES DE LEER: En esta entrada he decidido analizar algo que me llama la atención, lo analizo a través de mis impresiones, ni me he informado, ni digo que tenga que ser así. Tan solo escribo mis locuras y conclusiones. Gracias.

¿Qué es aquello que nos hace decidirnos por una palabra y no por otra cuando escribimos? En realidad, esta pregunta también podríamos hacérnosla con respecto a nuestro habla, pero en este blog prefiero centrarme en lo que respecta al acto de escribir, es lo suyo.
Partiendo de la idea de que, al escribir, creamos realidades; la selección del léxico es más que pertinente, elegir una palabra y no otra puede ser la línea que separe el fracaso del triunfo. ¿Acaso podríamos concebir, aunque solo fuera un segundo, cambios en poemas o textos que ya conocemos? Yo no puedo plantearme siquiera el cambio de el título de este poema, cuál sería ¿quiero, quieres? Tan solo pensarlo es una barbaridad.
Amo, amas
      Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
      El ser y con la tierra y con el cielo,
      Con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
      Amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.
      Y cuando la montaña de la vida
      Nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
      Amar la inmensidad que es de amor encendida
      ¡Y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!
                                               Rubén Darío.
Pero la pregunta sigue estando ahí: ¿qué es lo que motiva que elijamos una palabra y no otra? Tengo que reconocer que no sé la respuesta, si alguien pudiera iluminarme estaría muy agradecida. Pero sí que es verdad que tengo alguna idea (no puede llegar a llamarse hipótesis): yo diría que el lexicón funciona como una red.
Las conexiones de estas redes se basan en la capacidad asociativa de nuestra mente. Ordenamos el léxico por categorías, categorías gramaticales, semánticas... Y de unas palabras derivamos otras, de este modo organizamos su información.  A la hora de elegir una palabra, buscamos en esta red la que más se ajuste a aquello que buscamos,  el escritor absorbe las palabras y les da un nuevo significado, a través de estas asociaciones (asociaciones que se materializan en analogías o metáforas), las retuerce y transforma, este proceso llega al lector que recreará lo que el escritor hizo y así llegará a la información final.


Ojos --  azules -- cielo --> eternidad, profundidad.
     
El cielo de tu mirada.


 Para que esto pueda llegar a darse deberá elegir la palabra justa, la adecuada, que permita estas asociaciones, la que funcione desde un punto de vista eufónico y que encierre aquello que él busca transmitir. Y esto que es tan fácil de decir trae más de un dolor de cabeza a quien intenta crear con las palabras...

No hay comentarios:

Publicar un comentario