domingo, 20 de mayo de 2012

No pienso, luego ¿no existo?

[Entrada escrita por mí para otro blog en el DOMINGO, 17 DE OCTUBRE DE 2010 (cuando todavía era lista) --> ENTRADA ORIGINAL <--]


La gente, por lo general, suele leer en el tren, yo en cambio no poseo la suficiente capacidad de concentración. Por alguna extraña razón soy incapaz de hacer cualquier cosa que vaya más allá de "pensar" cuando viajo. No os voy a engañar, no siempre es así gracias al cielo, pero sí por norma general. Sin ir más lejos este mismo sábado fui desde Alcalá de Henares (ciudad donde vivo) a un recóndito lugar en Madrid y me dediqué a pensar "qué es pensar". La verdad es que tras mucho deliberar no llegué a ninguna idea a la que agarrarme con firmeza pero creo que encontré cosas curiosas.

Pensar, según la RAE en su maravillosa última edición y sin entrar en los conflictos con preposiciones que modifiquen el sentido y demás, es "imaginar, considerar o discurrir" por una parte "Reflexionar, examinar con cuidado algo para tomar dictamen" por otra e "intentar o formar ánimo de hacer algo" que será una acceción que ignoraré pues ahora mismo no es referido a aquello.

Pues pensar es existir, continué con mi viaje y con él con mis "profundas reflexiones" (ya sabéis...). Y a continuación haré la gran pregunta: ¿somos hombres porque pensamos o pensamos porque somos hombres? (era lo que esperabais oir, eh... Sé cómo haceros felices) Nuestra condición de animal racional supone que por el hecho de ser hombres nacimos con la capaciad inalienable de pensar, no obstante, conozco algún individuo que puede hacernos dudar de estas sabias palabras griegas: sin necesidad de plantearse cosas, sin afán de aprender, sin ganas de introducirse en la complejidad de hacer su vida una sola milésima diferente que la de su vecino. Gente sin aspiraciones o sin metas que se dedican a vivir por inercia. Triste tal vez, pero os aseguro que cierto.

Por otro lado, no dudo de la "humanidad" de esas personas que por supuesto son de la misma especie que tú y que yo. Y entonces llego a preguntarme: qué puede empujar a una persona a dejarse llevar por el aire y no controlar su propio movimiento, tras considerarlohe llegado a la conclusión de que la culpable es la comodidad, la misma que nos pide a susurros que nos quedemos 5 minutos más en la cama o que miremos a otro lado cuando alguien está tendido en el suelo. La otra forma de llamarlo es la incomodidad del esfuerzo, de la lucha y la entrega. Aquella comodidad que hay que enterrar en propósitos que nos empujen a hacer lo incómodo y así cambiar el cada día más presente desafortunado futuro común...

Conclusión: jovenes del mundo, pensad.

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